La próxima frontera para las empresas con visión ESG: Carbono Negativo

En el desafío global por mitigar el cambio climático, el concepto de carbono negativo está ganando tracción como un objetivo ambicioso y necesario para las empresas comprometidas con criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG).

Mientras que la neutralidad de carbono ha sido el estándar durante la última década, las empresas líderes están adoptando medidas que no solo compensan sus emisiones, sino que contribuyen activamente a reducir el carbono atmosférico.

Este artículo examina el concepto de carbono negativo, sus beneficios, y cómo las empresas pueden lograrlo.

¿Qué significa ser carbono negativo?

Ser carbono negativo implica remover más dióxido de carbono (CO2) del que se emite a la atmósfera. Esto se logra a través de una combinación de reducción directa de emisiones, compensación a través de proyectos ambientales y captura activa de carbono.

A diferencia de la neutralidad de carbono, que iguala las emisiones con las compensaciones, el carbono negativo genera un impacto neto positivo en la reducción de gases de efecto invernadero.

Empresas como Microsoft y Shopify ya han asumido compromisos para convertirse en carbono negativas, demostrando que esta práctica no solo es viable, sino también una ventaja competitiva en mercados cada vez más concienciados.

¿Por qué avanzar hacia el carbono negativo?

Ser carbono negativo posiciona a las empresas como líderes ambientales, reforzando su reputación y atrayendo inversores que priorizan criterios ESG. La sostenibilidad ya no es opcional, sino una exigencia del mercado y los consumidores.

Con regulaciones ambientales cada vez más estrictas, adoptar un enfoque proactivo puede proteger a las empresas de futuras sanciones. La Unión Europea, por ejemplo, está impulsando objetivos de emisiones más agresivos para 2030.

Implementar tecnologías de captura y reducción de carbono estimula la innovación interna y puede abrir nuevas oportunidades de negocio. Además, reduce la dependencia de soluciones externas de compensación, controlando costos a largo plazo.

Cómo las empresas pueden convertirse en carbono negativas

El primer paso es realizar un análisis detallado del impacto de carbono de la empresa. Esto incluye emisiones directas (Alcance 1), indirectas por consumo de energía (Alcance 2) y las asociadas a la cadena de valor (Alcance 3). Herramientas como el Protocolo de Gases de Efecto Invernadero ayudan a estructurar este análisis.

Las empresas deben priorizar la reducción de emisiones en sus operaciones. Esto incluye:

  • Electrificación: Transición a fuentes de energía renovable en plantas y oficinas.
  • Eficiencia energética: Optimización de procesos industriales y logísticos.
  • Reducción de desperdicios: Implementar economía circular para minimizar residuos y reutilizar materiales.

Las tecnologías de captura de carbono permiten extraer CO2 directamente de la atmósfera o de procesos industriales. Este carbono capturado puede almacenarse en formaciones geológicas profundas o reutilizarse en aplicaciones industriales. Empresas como Climeworks ya lideran en este campo.

Proyectos como la reforestación, restauración de humedales y agricultura regenerativa son esenciales para remover carbono de manera natural. Iniciativas como REDD+ (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación) proporcionan mecanismos probados para financiar estos proyectos.

La transición hacia el carbono negativo requiere alianzas con proveedores, clientes y comunidades. Establecer compromisos conjuntos en la cadena de suministro es fundamental para lograr un impacto significativo.

El futuro del carbono negativo

Conforme más empresas adopten objetivos de carbono negativo, se espera una mayor innovación tecnológica y un descenso en los costos asociados. Además, los mercados de créditos de carbono evolucionarán para incluir opciones más avanzadas y personalizadas.

Los consumidores también jugarán un papel crucial, exigiendo mayor transparencia y responsabilidad ambiental de las marcas. En este contexto, las empresas que lideren el cambio hacia el carbono negativo no solo contribuirán a la lucha contra el cambio climático, sino que también consolidarán su posición como referentes de sostenibilidad.

En un mundo donde la sostenibilidad se ha convertido en un pilar esencial para la reputación empresarial, adoptar una estrategia de carbono negativo representa una ventaja competitiva significativa

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