Gloria Ayala Person Cadiem

Sabemos delegar porque el logro del equipo nos produce orgullo.

Entrevista a Gloria Ayala Person, Directora de CADIEM y presidente de Cavida y de Superarte

Considero que el liderazgo femenino se distingue porque no pretende competir con el hombre, no queremos ni su espacio ni su estilo de liderazgo. Nos empoderan nuestras habilidades técnicas y humanas, nuestro compromiso se multiplica con predisposición al servicio, nos motivan nuestros talentos y cada avance aumenta nuestra autoconfianza, nos sabemos capaces y tomamos decisiones asertivas acorde a lo que hemos definido como metas de vida.

El liderazgo femenino es positivo porque nos esmeramos en hacer realidad nuestros planes, abrazamos los desafíos con alta responsabilidad y los desarrollamos con coraje. Reconocemos nuestras imperfecciones y por ello nos esforzamos diariamente en mejorar, no somos arrogantes ni presumidas quizás justamente porque manejamos con maestría la tolerancia a las frustraciones, eso nos permite ser perseverantes. Una cualidad necesaria para liderar es la cercanía a las personas, para ello debemos desarrollar la escucha activa y ser capaces de transmitir nuestros conocimientos y experiencias de manera sencilla. Si bien no tememos enfrentar el conflicto, preferimos relaciones conciliadoras a aquellas que sean de confrontación.


Sabemos delegar porque el logro del equipo nos produce orgullo y cuando resuelven cosas por sí mismos sentimos satisfacción por los resultados. Quizás por ello, cuando una mujer está en un cargo de jerarquía gerencial, se observa su facilidad en capacitar a los colaboradores y confiar en ellos tareas asignadas.

Cuando apoyamos a otros sentimos la magia de multiplicar nuestras propias capacidades, es la manera en la que crece nuestro carisma y logramos influir en los demás. Este bienestar personal sobre el resultado de los esfuerzos ajenos le permite sentir satisfacción cuando su hijo mete un gol en un partido escolar o cuando un colaborador consigue un buen resultado laboral.

Actualmente, a pesar de que la carga laboral sea similar entre hombres y mujeres, siguen presentes los sesgos de género, que condicionan a que las mujeres tengamos como responsabilidad principal el acompañamiento a los hijos y el cuidado de las tareas del hogar. Esto muchas veces nos impide acceder a cargos directivos o gerenciales, pues cuando el rol implica realizar viajes o asistir a reuniones fuera del horario laboral, se complica la logística propia de la familia. La vida actual presenta desafíos importantes para la mujer, que sin descuidar esos roles familiares tradicionales, debe encontrar un equilibrio con sus metas profesionales. De hecho, muchas familias tienen a una mujer a la cabeza en el hogar, entonces, no se trata de una elección de prioridades sino de una descripción de la realidad de la familia en un entorno social que no ha desarrollado sistemas adecuados de cuidado y contención.

Otro desafío radica en desarrollar y mantener networking, lo que sin duda es indispensable para los negocios, pero que generalmente implica dedicación de tiempo extraordinario y cargar la agenda de actividades, mientras que usualmente los hombres tienen mayores posibilidades de realizarlas debido a que sus roles familiares son distintos y también las expectativas sobre sus responsabilidades .

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