En Xn creemos que todas las organizaciones tienen mucho potencial que aún no han liberado y por eso queremos ayudarlas a hacerlo. Para nosotros una organización en su máximo potencial es una organización que logra resultados en forma sostenible y es, al mismo tiempo, un excelente lugar para trabajar.
¡Mi trabajo es una porquería!
Pero debo confesarles que cuando hablamos de esto en algunos contextos, algunas personas nos dicen algo parecido a: “es muy fácil para ustedes decir esto, pero ¡mi trabajo es una porquería!, ¿cómo querés que sienta que este es un excelente lugar para trabajar?”
Y es verdad que hay muchos trabajos que a uno le puede parecer que no son inspiradores. Por ejemplo: el encargado de recibir a una persona muerta y acomodarla en un cajón en una funeraria no parecería tener un trabajo inspirador. Tampoco alguien que limpia los baños en un aeropuerto. Y por eso quiero compartir estas dos historias con ustedes.
Un propósito inspirador en una funeraria
Las preguntas que hacemos cuando trabajamos para descubrir el propósito de un equipo es; ¿Para qué venimos a trabajar todos los días? ¿Por qué vale la pena? ¿Le damos algo importante a alguien que nos importa? Cuando hacemos estas preguntas, la primera respuesta es: “yo vengo a trabajar para cobrar mi salario”. Y obviamente, ¡eso está muy bien! Pero la pregunta es más profunda: ¿Solamente vengo a cobrar un salario? Las organizaciones, además de un fin económico, tienen un fin social, nos permiten conocer colegas, sentirnos parte de algo, desarrollarnos, lograr cosas más grandes de las que podríamos lograr solos.
En uno de nuestros talleres para desarrollar equipos de alto desempeño en Paraguay estaban participando personas de una funeraria y, debo confesar que hice estas preguntas con miedo a que me respondieran “¿En una funeraria?, ¡qué nos puede inspirar!”. Sin embargo, la respuesta me sorprendió. La persona encargada de recibir los cuerpos y acomodarlos en el cajón fúnebre dijo: “Cada vez que entra una persona a trabajar conmigo, yo le digo que ¡nosotros tenemos un trabajo muy importante, quizá uno de los más nobles e inspiradores! Muchas veces nos encontramos con cuerpos en muy mal estado, quizá debido a un accidente. Pero nosotros tenemos la responsabilidad de recibirlos muertos y devolvérselos dormidos a sus familiares para que puedan despedirlos y honrar su vida como ellos se lo merecen”.
Se hizo un silencio impactante en la sala. Hasta el día de hoy me emociono cuando recuerdo esta historia.
De conserje de un baño público a embajador de Sudáfrica
Hace un tiempo vi una entrevista al conserje de un baño público en el aeropuerto de Johannesburgo en Sudáfrica. Cuando alguien entra a su baño los recibe sonriente con la frase “¡Bienvenido a mi oficina!”. El diálogo con el entrevistador fue algo parecido a lo siguiente:
– ¿Cuál es tu filosofía?
-Mi oficina es linda y está limpia, la mantengo así para ustedes, para cuando llegan a Sudáfrica. Cuando vengan a mi ciudad me van a encontrar aquí, en mi oficina.
-¿Te gusta lo que haces?
-Me encanta lo que hago. Cada día cuando me despierto estoy emocionado. Estoy muy orgulloso de lo que hago.
-¿Crees que puedes marcar la diferencia?
-No lo creo, ¡sé que puedo! Conozco cientos de personas todos los días. Algunos son agradables, algunos están enojados, pero cuando les digo bienvenidos a mi oficina se les quita el stress, se ríen y hablan conmigo. Se van muy contentos y dicen que es muy lindo conocer gente como yo. Sé que a esa persona le cambie el día.
-¿Qué te gustaría recomendarles a las personas?
-Deben estar orgullosos de lo que hacen, sin importar que hagan, incluso si tienen que limpiar baños. Debes hacerlo con todo el corazón. Cada día que vengo al trabajo soy feliz porque sé que conoceré personas de todo el mundo y haré una diferencia en ellos. ¡Amo mi trabajo!
¿De quién es la responsabilidad?
Espero que estas dos historias nos ayuden a reflexionar sobre nuestra vida laboral. En ocasiones observo personas quejándose de lo horrible que son sus trabajos. Tengo la sensación de que estas personas sienten que la responsabilidad de “inspirarlos” es de su jefe, del dueño de la empresa o de alguien más. Exigen que venga alguien a “entusiasmarlos” con su trabajo. Y es verdad que las personas con más cargos jerárquicos tienen gran parte de la responsabilidad de motivar a las personas que trabajan con ellos y asegurarse que entiendan el propósito de cada rol y la importancia del trabajo de una persona en toda la cadena. Pero no me parece correcto tomar una actitud pasiva en algo tan importante como esto.
Pensemos en el amor hacia otra persona. El amor es algo que sale de ti y lo proyectas sobre otra persona. Evidentemente la otra persona tiene ciertos “encantos”, pero el amor sale de ti. Seguramente esa otra persona también tenga cosas que no sean tan encantadoras, pero cuando estamos enamorados, las minimizamos o incluso ni siquiera somos capaces de verlas.
Salvando las distancias, con el trabajo pasa lo mismo. El protagonista, la persona que se enamora de su trabajo o lo termina odiando, eres tú. Realmente ¿hiciste el esfuerzo por ver que cosas buenas hay en el trabajo que te toca hacer hoy? ¿Qué valor aporta lo que haces para ti y para otros? ¿Le pones más foco a lo bueno de tu trabajo o a lo malo? ¿Estás acomodando el cuerpo de una persona muerta o estás pensando en regalarle un minuto más a las personas que lo amaron en vida? ¿Estás limpiando un baño o disfrutas cambiando el ánimo y recibiendo a las personas que llegan a tu país? Porque objetivamente el trabajo es el mismo, pero muy adentro tuyo la diferencia es enorme.
Quizá por un tiempo te toque trabajar en algo que no te motive, pero incluso durante ese tiempo puedes cambiar tu actitud. Recuerdo una hermosa frase que dice: “Mientras no haces lo que amas, ama lo que haces.” Y por esto te pregunto: ¿Vas a esperar a que tu jefe te “venda” el trabajo que hay que hacer? o ¿vas a convertirte tu en el protagonista?
Articulo escrito por Gonzalo Noya, Xn Partners, www.xnpartners.com