El momento bisagra: cómo planificar para aprovechar el efecto rebote

Nos encontramos en un momento histórico de nuestras vidas, de nuestras empresas, del mundo entero. Lo que vivimos en pandemia nos marcó profundamente a nivel personal, profesional y empresarial. Aprendimos, desaprendimos y volvimos a aprender sobre la marcha, durante más de un año de altibajos.

Ahora, con una aparente calma o relativa vuelta a la normalidad (con prudencia y cuidados), estamos en el momento del año en donde construimos el presupuesto para el año siguiente y por qué no, revisamos la estrategia de negocios de las compañías donde nos encontramos.

Y la gran pregunta es, ¿qué estimamos? ¿Cómo encaramos el proceso de planificación bajo tanta incertidumbre?

Este es un momento clave para las empresas, pues la pandemia nos obligó a convertirnos en eficientes a la fuerza, creativos a la fuerza, flexibles a la fuerza. Aprovechemos todos los cambios y mejoras incorporados como medidas de mitigación del impacto de la crisis y volvámoslos parte de la nueva forma de operar.

Teniendo dentro de proceso de planificación estos puntos, podremos sacarle mayor provecho al efecto rebote de consumo que se espera tener para el próximo año:

  1. Análisis del comportamiento de nuestro negocio antes, durante y en este momento de la pandemia: para iniciar estimando, necesitamos claridad sobre cómo cambió el negocio en facturación, rentabilidad y gastos durante todo este tiempo. A partir de allí, establecer hacia donde quiero ir: ¿recuperar números del 2019? ¿potenciar crecimientos mayores a partir de los aprendizajes obtenidos?
  2. Innovar con lo que el consumidor realmente quiere: Antes de planificar el año, salir a hablar con los clientes, los proveedores, el punto de venta, etc., es fundamental para saber qué es lo que esperan de mi empresa. Qué necesitan. Qué no estamos haciendo bien. Qué sí nos fortalece. No asumamos, preguntemos.
  3. Toda la empresa involucrada: más que nunca, todas las áreas de la empresa han aprendido y se han fortalecido de aciertos y desaciertos con las decisiones tomadas en pandemia. Hagamos parte del armado del plan a las personas clave de cada área, para que compartan sus experiencias y aporten a la construcción del plan.
  4. Optimización de costos y gastos: muy probablemente la pandemia nos obligó a recortar gastos y optimizar nuestros costos. Revisemos qué de todo eso puede permanecer y qué podemos hacer para seguir siendo más livianos y eficientes.
  5. Tengamos 2 escenarios: uno desafiante y otro base, de manera a estar previamente preparados para el crecimiento o para poner “freno de mano”, teniendo en cuenta nuestros costos fijos como punto de partida.
  6. Metas desafiantes, mes a mes: planifiquemos cada mes como si fuera el último, potenciando al máximo nuestras capacidades instaladas en productos o servicios, el equipo humano y los objetivos de la Dirección. Estemos seguros de exigir mucho, pero a la vez, de dar a los equipos de todo lo que necesiten para lograrlo. Sin desafío no hay emoción.
  7. Preparemos el Equipo: es momento de sacar lo mejor de cada colaborador y de armar la estructura ideal o al menos, la que podamos costear. En cualquier caso, asegurémonos de tener las personas correctas, en los lugares correctos.
  8. Transformación digital: dentro de la planeación, revisemos y apuntemos a incluir en la agenda de la empresa el camino real a la “vida digital”. El comportamiento digital va mucho más allá de estar presentes en las redes sociales o contar con WhatsApp business. Transformar digitalmente nuestra empresa tiene como objetivo revisar todos aquellos procesos internos y externos, buscando, con la digitalización, la optimización de nuestra operación y la mejora en el nivel de atención y comunicación con nuestro cliente. Digitalicemos procesos, funciones y equipos.

Por último, capitalicemos los aprendizajes que nos dejó la pandemia para apuntar a tener empresas “livianas”, eficientes en costos, cercanas a cliente y con una propuesta de valor real. Más que nunca, si lo que ofrecemos no es lo que se busca, el mercado nos lo va a reclamar, no eligiéndonos.

Si existen empresas que aún no tienen como proceso la planificación estratégica anual, hoy es momento de empezar. Una buena forma de hacerlo es a través del presupuesto base cero, es decir, cada área presupuestando lo necesario sin mirar históricos pasados, sino armándolo en función a las necesidades futuras.

Artículo proveído por Bettina Pessolani, CEO de Crafting Business & Brands

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