En el Museo Metropolitano de Nueva York puede encontrarse una estatuilla de 40 cm de altura tallada en madera hace unos 4.000 años del administrador Senbi, proveniente de su tumba en la necrópolis de Meir, en la orilla occidental del Río Nilo. En el antiguo Egipto se creía en el Ka: la energía o personalidad individual sobrevivía a la muerte y podía alojarse en una estatua. Muchos fundadores de empresas buscan transformar a sus hijos en clones y a sus empresas en la estatua en la que depositarán su propia personalidad para que los continúe. ¿Es posible que esos principios y valores puedan alojarse en sus empresas y trasladarse a la próxima generación?
En el momento fundacional de una empresa no se incluye la cultura organizacional en el Plan de Negocios, sino que es un proceso de construcción a partir de las características personales del líder y su equipo. Es habitual que la cultura de la empresa esté ligada a los valores y principios de la familia fundadora.
Por eso, la transmisión de los valores en el ámbito de la Empresa Familiar es uno de los factores clave durante el proceso de traspaso generacional y se convierte en uno de los determinantes del éxito del mismo.
Sin embargo, es preciso reconocer las diferencias entre las generaciones y sus distintas maneras de ver el mundo, los negocios y las relaciones interpersonales.
La formación de las próximas generaciones no empieza con el proceso de traspaso generacional. Es un aprendizaje que se da desde la niñez, cuando los hijos e hijas escuchan a sus padres, abuelos y/o familiares intervinientes hablar de la empresa. Es difícil reconocer cuándo los adultos están dejando marcas en los niños, por eso es necesario ser cuidadosos y conscientes que los futuros accionistas de nuestra empresa familiar se están formando a través de las acciones y las palabras.
El segundo factor clave para desplegar el potencial en las compañías es la profesionalización: dejar de lado la intuición y crear un proceso de toma de decisiones basadas en información. En las empresas familiares, este proceso suele ser impulsado por nuevas generaciones que se incorporan y ponen también de manifiesto la necesidad de construir estratégicamente una visión compartida de la empresa familiar. En algunos casos, para completar con éxito este proceso, se necesita que el fundador/a se aleje de la dirección de la compañía.
“Todas las transiciones familiares requieren tomar decisiones que repercutirán en los años venideros y se basan en información imperfecta sobre el futuro” escriben Baron y Lachenauer (The Harvard Business Review Family Business Handbook). Decidir en las Empresas Familiares es una mezcla de negocios y emociones.
Edgard Schein dijo que la cultura y el liderazgo son lados de la misma moneda. Por eso es importante crear la cultura de formar a los próximos líderes.
El desafío es transmitir la cultura empresaria a las siguientes generaciones para generar la propiedad emocional. Este amor y sentimiento de pertenencia es la única manera de lograr que la familia empresaria se comprometa en la continuidad de la empresa y puede convertirse en la “fuerza vital” que perdure en tus hijos/as y te trascienda. Y puede salvar los vínculos familiares y el patrimonio.
Artículo elaborado por Javier P. Faiwusiewiez, experto en desarrollo y acuerdos de familias empresarias.
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