Los conceptos de innovación y crisis conviven en una relación simbiótica: uno desafía a las personas, los confronta con barreras y lastres inesperados; el otro es una chispa, la creatividad que permite sortear los retos y ofrecer soluciones, el combustible del cambio.
Del mismo modo que otros hitos mundiales, la crisis de salud provocada por Covid-19 ha transformado la manera en que las personas viven y trabajan juntas. En cuestión de semanas hemos visto cambios que, bajo otras circunstancias, habrían tomado al menos dos años en consolidarse.
Si bien una de las herencias más grandes de esta crisis es el recuerdo de la humanidad en pausa, los motores productivos y económicos empiezan a impulsar la marca de forma paulatina. Al frente, tenemos un horizonte lleno de cambios y retos, que podemos conceptualizar en tres etapas: reacción, recuperación y reinvención.
Lo primero ha sido la reacción ante el impacto inmediato con el cierre de oficinas. En un primer momento, la tecnología demostró que puede jugar un papel fundamental para la humanidad: apoyando los servicios de primera línea, fortaleciendo el liderazgo de personas y empresas de cara a nuevos desafíos, ayudando a nuestros clientes a volverse más resilientes ante circunstancias difíciles, acompañando las labores desde los sectores de salud y educación hasta manufactura y retail. Desde esta reacción, en conjunto con empresas de todos los tamaños e individuos, trabajamos de la mano con nuestros clientes cada día, para ayudarles a adaptarse y mantenerse abiertos para los negocios en un mundo donde todo es remoto.
La etapa de recuperación es una etapa gradual ya que la transición es un proceso. En plena transición a la segunda etapa en un mundo con Covid-19, personas y empresas han llegado a un punto de inflexión, con nuevos desafíos y oportunidades; hoy el foco está en revitalizar, prepararse encarar escenarios diferentes y adecuar los recursos para volver a la carga. El reto más difícil es realizarlo a escala para cumplir las necesidades de la sociedad y aquellas empresas que están experimentando un avance con muchos esfuerzos y disrupciones en sus procesos operativos, hoy son empresas más preparadas para mantener la continuidad inmediata de sus actividades.
Y en la etapa de reinvención, nacerán innovaciones a partir de las necesidades surgidas en las dos etapas anteriores, tales como procesos de fabricación a control remoto, proyectos con Inteligencia Artificial que ayudarán a conducir diagnósticos médicos y tecnologías de aprendizaje a distancia más eficaces, entre otros.
Ante un panorama incierto, donde la expectativa de crecimiento económico para el cierre de 2020 se ha modificado hasta registrar una contracción macroeconómica del 7.4% en América Latina, los negocios necesitan identificar los espacios de oportunidad para seguir operando, evolucionar e incluso expandirse a pesar de las condiciones del mercado. Un ejemplo es la industria de TI en México que, si bien experimentará una desaceleración, como todas las verticales, durante un año marcado por el Covid-19, se espera recupere en un 6.6% para el 2021, impulsando la continuidad y revitalización de las empresas.
El horizonte para la industria de TI es interesante en más de una vertiente, ya que conforme las restricciones económicas comiencen a levantarse, se augura que la reapertura económica podría acelerar la transformación digital. Algunos sectores ya han comenzado a exponer un impulso considerable de la adopción tecnológica como una alternativa para afrontar los desafíos de las políticas de distanciamiento: el trabajo remoto demostró ser una pieza clave de productividad en modelos no presenciales, al igual que el e-commerce reportó crecimientos importantes durante el periodo de aislamiento.
A través de la tecnología, múltiples industrias lograron flexibilizar sus modelos para adaptarse a las diferentes limitaciones de contacto derivadas de la pandemia, revelando en muchos casos un gran potencial de desarrollo a partir de este punto. Podemos observar un ejemplo de esta tendencia en la segunda edición del WorkTrend Index donde se detectó que los trabajadores a distancia son más productivos en los márgenes del horario laboral, aunque también durante los fines de semana (incrementando un 200% el uso de herramientas de trabajo en días de descanso en comparación con patrones previos).