Doña María Josefina Scavone Giagni, más conocida como “Rubí”, fue la tercera hija de Don Vicente Scavone, inmigrante italiano que llegó al Paraguay en el año 1910, y de Doña María Herminia Giagni, también descendiente de italianos.
La única mujer de los 3 hermanos y la última descendiente directa del visionario italiano, tomó la posta dejada por su hermanos Pascual y Augusto, con la misión de continuar el legado de su padre: mantener a Lasca como la empresa más importante del rubro farmacéutico en nuestro país.
Doña Rubí asumió la presidencia de Lasca en 2005, supo apoyarse en sus colaboradores para mantener el liderazgo de Lasca y de esa forma lograr exportar medicamentos paraguayos a varios países del mundo. Con más de una década de liderazgo, dio un impulso importante a la compañía.
Mujer de carácter noble, pero con una personalidad fuerte, Doña Rubí dirigió con un carisma especial la gran compañía Vicente Scavone Laboratorios Lasca.
Transcribimos parte del discurso que dio al cierre del primer año de su presidencia en Laboratorios Lasca.
“La primera asamblea como presidente para mí fue muy triste. Me vino a la mente la figura de mi padre, un gran hombre, visionario y laborioso, y la figura de mis hermanos, también exitosos hombres que ocuparon este cargo. Fue duro para mí ver que estaba aparentemente sola, pero me apoyé en las enseñanzas de mi padre y mis hermanos, y los años que estuve al lado de ellos en nuestra empresa; me apoyé en mis colaboradores, sin ellos Lasca no podría haber llegado al sitial que llegó. La responsabilidad de llevar adelante esta empresa tan grande, y de la que dependían cientos de funcionarios, significó para mí un peso muy grande, teníamos empleados de muchos años de trabajo. Me queda la alegría de haber visto pasar generaciones de padres e hijos trabajando en Lasca y todos ellos han dado todo su esfuerzo por esta empresa. Viendo eso, yo no podía defraudarlos en mi función de presidenta”.
Las enseñanzas recibidas de Don Vicente, su padre, fueron fundamentales para encaminar su gestión como responsable de Lasca, Doña Rubí consideraba a todos los colaboradores de Lasca como miembros de una gran familia.
Doña Rubí cumplió su palabra, dirigió la compañía de una manera singular, dando el ejemplo de pertenencia y sacrificio en lo laboral, siendo la primera en llegar y la ultima en retirarse.
Con su personalidad maternal pero firme recorría la empresa y la planta industrial, siempre escuchando a todos y compartiendo con ellos, no solo en el aspecto laboral sino también en lo social y personal. Fue capaz de mantener un ambiente de armonía y familiaridad en la empresa, para ella Lasca, antes que nada, era una gran familia.
Incansable y con una energía inusual, participaba de todas las actividades de la empresa, ya sea en la capital como en las actividades que se desarrollaban en las distantes agencias del interior.
Durante su presidencia, Lasca tuvo un gran impulso no solo en las actividades comerciales, sino además de la responsabilidad social, fomentando y mejorando la residencia universitaria, la guardería infantil y apoyando todo lo que sea de interés social y humanitario.
Incansable y con una energía inusual, participaba de todas las actividades de la empresa.
Doña Rubí también se destacó en el ámbito deportivo, su incondicional cariño a su querido club Olimpia la llevó a ejercer la vicepresidencia del mismo, desde donde apoyo fervientemente al club de sus afectos.
Sin duda, en el mundo donde usualmente los hombres prevalecen y sobresalen, Doña Rubí Scavone dejó una huella imborrable, la huella de una mujer que supo dejar un legado, recibido de sus padres, transmitido por sus hermanos y cumplidos en vida.