En los últimos años, el éxito o el fracaso del CEO de una empresa está directamente relacionado con la capacidad que este cuenta para ubicar a las personas correctas en los puestos adecuados. Más que ayudar a ciertos empleados a sobresalir, el líder debe trabajar en que la organización sobresalga, y lo anteriormente mencionado es una llave para eso.
La correcta asignación de talento puede ser la llave para generar una cultura de alto rendimiento y a su vez lograr que todas las estrategias se ejecuten de una manera óptima. Según expertos, los CEOs normalmente no pasan tanto tiempo pensando en estrategias, grandes temas o macro tendencias.
Lo que los directivos de las empresas más tienen en la cabeza, según señalan, es la gente que forma parte de su equipo, dándose esto debido a lo anteriormente mencionado: el éxito de una empresa u organización hoy en día tiene mucho que ver con la capacidad del CEO de colocar al personal correcto en el lugar correcto.
Así mismo, los estudiosos relatan que una de las conversaciones más difíciles que suelen tenerse con los CEOs son acerca de las frases “estoy decepcionado de mi equipo” y “estoy decepcionado con la gente que forma parte de él”. No obstante, en este punto es importante saber que al final del día es responsabilidad del directivo de la empresa poner a las personas en puestos donde puedan ser exitosos.
Esto último se traduce en la idea de instruirlos, de dirigirlos, y no en actuar de manera pasiva tan solo calificando a la gente en sus puestos, por lo que es importante trabajar duro tratando de que el personal esté en el lugar correcto.
Herramientas para el buen rendimiento
Usualmente, los mejores CEOs siempre reconocen que su éxito depende directamente de la capacidad con la que cuente para montar los recursos correctos y emplearlos en plan de los más importantes objetivos de la empresa. Con el objetivo de llegar a eso, se debe formar lo que se llama una “troika” o alianza de tres personas en pos de un fin específico.
Además de dicho grupo, es necesario también armar una fuerte estrategia de finanzas teniendo en cuenta la hoja de balances y el estado de los resultados, peleando al mismo tiempo para ubicar los recursos con los que se cuenta en el lugar correcto.
Desde luego que un buen director de RRHH también es de utilidad en este proceso, ya que este tendrá a su cargo el manejo del desarrollo del talento y se asegurará de que tengas las habilidades que se requieren.
La competencia de talentos y la jerarquización
En la actualidad el tema de la “guerra de talentos” está en el centro del debate empresarial, ya que todos están obsesionados con ganarla. No obstante, estudiosos han descubierto que lo que realmente importa es lo que se hace para retener el botín una vez que se consigue ganar la guerra.
Los mejores CEOs son siempre desigualitarios en cuanto a la distribución de talento en ciertos puntos. En los roles más críticos siempre tratan de colocar a sus considerados “jugadores de clase A”, ya que en estas posiciones se marca la diferencia entre la ejecución de la estrategia y el rendimiento final.
El promedio de las organizaciones suelen ser inintencionalmente igualitarias en este punto, ya que cada rol tiene básicamente cuenta con la misma calidad de talento. Es recomendable siempre que en las funciones fundamentales solo estén los mejores para obtener mejores resultados.
La cultura de alto rendimiento
Los directivos más serios suelen entender de manera casi intuitiva que tener una cultura de alto rendimiento es a menudo la llave para alcanzar la sostenibilidad competitiva, siempre están sudando concentrándose en los detalles colocando al personal en el lugar correcto. Una vez que logran solidificar estos aspectos, la empresa pasa a tener excelentes y óptimos resultados en todo sentido.
La ventaja competitiva exige constantemente una cultura de alto rendimiento ya que solo ella permite al personal hacer que las cosas funcionen y se obtengan los objetivos que se han fijado. En ese sentido, es de suma importante saber desde dónde se está comenzando en términos del entendimiento de los empleados de las estrategias prioritarias de la empresa.
Seguido a esto hay que preguntarse ¿cómo alinearlos con esas estrategias? ¿Qué tan capaces son ellos para desempeñarse en pos de los objetivos fijados? Y finalmente ¿qué más necesito hacer para empoderar a los empleados generando una capacidad de efectividad y eficiencia que lleve a la empresa a tener un rendimiento espectacular?
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