Para que una organización logre ser productiva, preparada para situaciones inesperadas, y capaz de levantarse ante crisis institucionales, debe contar con líderes y equipos resilientes. Esta característica permite a la organización superar los contratiempos y dificultades. Pero, ¿cómo creamos resiliencia corporativa en el día a día?
La resiliencia se trata de tener la capacidad de enfrentar las complicaciones y fortalecerse de las mismas. Es decir, se trata de lograr sacar una oportunidad de una situación desafortunada convirtiéndola en fortalezas.
Tener la capacidad de enfrentar las complicaciones y fortalecerse de las mismas.
Este valor se puede observar comúnmente en ciertas personas, grandes líderes como Nelson Mandela, que tuvo que pasar muchas adversidades para superar la discriminación y consolidar la igualdad en Sur África, e incluso recibió el Premio Nobel de la Paz en 1993.
Aunque normalmente existan más ejemplos de personas resilientes, las organizaciones también pueden poner este valor en práctica dentro de sus instituciones ya que se trata de un asunto de capacidad humana.
De hecho, sí existen numerosas organizaciones que han podido obtener una oportunidad de una crisis. La gran mayoría de las veces hay que fijarse en la opinión y actitud de los colaboradores. De esta forma se debería lograr un involucramiento del colaborador en situaciones de crisis, para desarrollar el papel de líder, mantenerse alineados y transformar el error en una acción oportuna.
En la selva, se dice que existe la ley de la supervivencia del más fuerte. Muchas veces es importante que al momento de contratar a los colaboradores se prueben sus capacidades de tolerancia, y en especial, se debe enfatizar en buscar personas que compartan la cultura de la organización, ya que de esta forma se comprometerán con la empresa en todo aspecto.
Resiliencia en el equipo de trabajo
Un equipo de personas debe ser capaz de superar contratiempos, es así que existen ciertos aspectos que un equipo resiliente debe demostrar. Por ejemplo la cultura de la seguridad psicológica. Cuando los colaboradores tienen miedo de expresarse o cometer errores, es muy difícil que mantengan un interés en el trabajo que se está realizando, ya que cuando se involucran pelean para que sus gestiones planteadas salgan de la mejor manera. Además, el permitirle cometer ciertos errores menores o dejarles no estar de acuerdo sin ningún tipo de repercusión negativa fomenta una seguridad psicológica que más tarde deriva en una seguridad personal. De esta forma los miembros del equipo se sentirán más seguros de sí mismos y serán propensos a tomar riesgos calculados, ser honestos con sus opiniones, la observación anticipada de pequeños errores antes de que vayan a un plano mayor.
También es importante fomentar la buena comunicación de objetivos. Es decir, mantener una claridad en la propuesta de metas, que las mismas sean alcanzables, y que las funciones y gestiones que cada uno deba realizar sean especificadas para evitar situaciones en donde no se cumplan todas las expectativas del líder del equipo.
De igual forma, la baja rotación de los miembros del equipo es fundamental para que los colaboradores se sientan cómodos con las personas que interactúan. Además de ser un indicador de compromiso por parte del líder del equipo, contribuyendo a la lealtad y la motivación.
Otro punto necesario que considerar al formar equipos resilientes es que los líderes deben ser personas con la cabeza fría, es decir una persona seria que entienda los procedimientos que se deban seguir y que no se dejen llevar por las emociones del momento. Esto es importante ya que los colaboradores suelen imitar al líder o cumplen las órdenes indicadas por los superiores a través de la perfección del líder.
Los equipos deben aprender a manejar una situación estresante de trabajo o incluso un asunto personal.
Una característica esencial de un equipo resiliente es que no evitan los problemas. Los equipos deben aprender a manejar una situación estresante de trabajo o incluso un asunto personal y dejarlo a un lado para lograr el objetivo propuesto en ese momento. De esta forma afrontan las dificultades o errores de frente para evitar un problema mayor. De la mano a esta característica viene la capacidad de enfrentar a los desafíos. Los equipos con colaboradores resilientes pueden encontrar una salida correcta a una situación complicada, es decir, tienen la capacidad de replantear posibilidades u opciones que mejoren los resultados ante negativas.
Por supuesto, construyen habilidades adecuadas para el rendimiento de la organización ya que normalmente el entorno de las empresas es complejo, ambiguo y muchas veces volátil. Los colaboradores deben aprender a ser ágiles, desarrollar un pensamiento crítico, tener conciencia de sí mismo y contar con una excelente comunicación para posicionarse en una mejor sintonía a la situación que se está presentando, a las necesidades y capacidades de sus compañeros de equipo, y con la mejor estrategia para alcanzar la meta.
Crear resiliencia
Para lograr generar una resiliencia en los equipos es necesario comprender ciertas herramientas de supervivencia corporativa para llegar al éxito de la organización.
Primeramente es sumamente necesario que se evite tipificar los momentos de crisis como temas imposibles de solucionar. Tampoco se debe asumir que una situación negativa no pueda cambiar, sino que se deben trazar objetivos y caminos realistas de soluciones críticas para tomar decisiones correctas y accionar de la manera debida.
Una excelente idea para aprender a solucionar problemas o enfrentarse a momentos de crisis es estudiar e investigar sobre crisis que han pasado empresas y compañías en la historia, y qué han hecho para salir adelante, de forma que cuando se presente una situación similar se pueda tener conocimiento de qué opciones tiene la organización para manejar una crisis y hacer frente a las adversidades con visión constructiva y positiva.
Asimismo, sería ideal que la relación con los “stakeholders” o accionistas sea muy buena y cercana, de manera que se fortalezcan las filas cuando se tenga que reaccionar o adaptar a un cambio que no estaba pensado. Mantener con ellos una constante y buena línea de comunicación es importante para contar con una retroalimentación permitiendo a la organización acceder a mejoras en innovación y soluciones en momentos de crisis.
La organización también debe contar con mecanismos internos para asumir el fracaso como una posibilidad, ya que los errores suceden y hay que saber cómo, con coraje, estrategia, confianza e innovación, enfrentar la situación y evitar el colapso ante cualquier eventualidad.
Igualmente, es necesario integrar memoria corporativa para la documentación de cuáles son las medidas tomadas en situaciones de crisis y su resultado, evitando así correr el riesgo de que vuelva a suceder.
Es esencial que la organización tenga al cambio como una verdad constante en cada nivel de la institución.
Finalmente, es esencial que la organización tenga al cambio como una verdad constante en cada nivel de la institución ya que es indispensable tener una mente abierta a la innovación para lograr el éxito de la organización.
En conclusión, una organización resiliente tiene conocimiento propio sobre su destino y éxito, siendo ellos mismos los que trazan su propia historia, y sabe que debe construir una mentalidad de prosperidad y desarrollo, incluyendo una cultura de adaptación ante situaciones impredecibles.
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