El mundo se encuentra en un constante movimiento y cada día aumentan las nuevas estrategias y tecnologías exponenciales. Es así como resulta importante generar una conversación de calidad entre diferentes sectores para encontrar una mejor solución desde un margen de diferentes perspectivas. Singularity University Asunción Chapter crea la oportunidad de espacios de conversación donde los empresarios y emprendedores pueden encontrar un desenlace a los problemas que rodean a la sociedad. Rodrigo Weiberlen, embajador de Singularity University Asunción Chapter, y Santiago Campos Cervera, miembro del equipo de liderazgo de Singularity University Asunción Chapter, comparten la iniciativa e invitan a las personas a que formen parte del capítulo asunceno.
¿De qué se trata Singularity University?
SC: Es una institución que está basada en el Silicon Valley, que nace como consecuencia de una conversación de dos emprendedores que se preguntaban qué instituciones hay hoy educando a los líderes, ejecutivos y emprendedores del mundo sobre cómo utilizar las nuevas tecnologías y el impacto de las tecnologías exponenciales en nuestro día a día y cómo usarlo como servicio de la solución de problemas sociales y ambientales, entendiendo que nuestros mayores desafíos son también nuestras mayores oportunidades. Así nace Singularity University, cerca del año 2007 aproximadamente con Peter Diamandis y Ray Kurzweil, de la mano de Google y de otras compañías muy importantes de Estados Unidos. Ahí vienen formando a líderes, ejecutivos y emprendedores de todo el mundo en todo lo que tiene que ver con tecnologías y organizaciones exponenciales y cómo se usan para resolver los grandes problemas de la humanidad. Pero su propósito de transformación masiva tiene que ver con educar para impactar a las personas del mundo en los próximos años, ese es el sueño que hay detrás de Singularity.
RW: Sobre esto que decía Santiago, ellos están buscando generar espacios donde juntan a diferentes líderes globales en programas. Algunos de ellos son el programa ejecutivo, otros son los “Summits”, tienen diferentes tipos de encuentros donde ellos investigan, exploran y educan sobre el tema del impacto que tendrán las nuevas tecnologías exponenciales. A raíz de eso, Santiago, Eric Dijkhuis (también parte del equipo) y yo pasamos por algunos de estos programas y nos encontramos con el contexto local del Paraguay como uno de los países menos innovadores del mundo, con un índice de innovación empresarial muy bajo y con una resistencia al cambio tremenda. Fue ahí cuando dijimos “esto es necesario para Paraguay, alguien tiene que poner en la agenda local esta idea”; es una tremenda oportunidad para Paraguay como país subdesarrollado, para saltar unos niveles e ir más hacia un desarrollo más inclusivo en donde pongamos a las personas antes que nada. Sobre todo, ante estas nuevas oportunidades de tecnologías que son cada vez más accesibles y disponibles. Entonces así, hace ya dos años, nace el capítulo Asunción.
SC: Singularity nos da su licencia y el soporte de la institución para generar una comunidad local en torno al tema que tiene que ver con organizaciones y tecnologías exponenciales al servicio de solución de problemáticas ambientales y sociales. Entonces, no se trata de que Singularity University viene a Paraguay, todavía no por lo menos, pero ellos sí nos dan todo el soporte para que armemos un capítulo y una comunidad que empiece una conversación. Entonces, a partir de esa conversación pueden surgir iniciativas, eventos, podemos traer a los profesores, los fundadores, los emprendedores que están detrás de Singularity University y es un poco también el objetivo que tenemos: generar comunidad. Singularity no tiene fines de lucros, tampoco hoy no desarrollamos o incubamos proyectos, pero el objetivo sí tiene que ver con despertar el interés a través de la conversación y de las comunidades que empecemos a generar en torno a estos temas.
RW: Para nosotros la comunidad es muy importante. Y queremos que estén incluidas las tres partes más importantes que definen y mueven la economía y la política de un país, que serían el sector político, el sector empresarial y el sector de organizaciones. Hoy día, tenemos mucha colaboración de gente de Itaipú, del parque tecnológico de Itaipú, de gente de empresas del sector privado, gente de la academia, está participando gente de los distintos sectores en todos los encuentros que venimos haciendo. La idea es que esta comunidad se establezca, crezca y genere mejores conversaciones y que cada uno de estos actores pueda llevar este conocimiento a sus sectores para generar un cambio.
En este contexto de innovación, ¿cómo observan el panorama de Paraguay?
SC: La sensación es de ahora o nunca. Esa es la sensación que compartimos en muchos sentidos, porque pareciera que el tren de la innovación y del emprendimiento ya está recorriendo el mundo y es un “nos subimos o nos subimos”, o quedamos al costado de la historia. Es cierto que son discutibles los modelos de desarrollo, de cómo tenemos que crecer como país, pero tenemos que encontrar caminos que nos permitan crecer y dar respuestas a nuestras grandes problemáticas de manera inmediata y poniendo a las personas en el centro de todo. Hay referencias de miles de soluciones planteadas en muchos territorios desde las tecnologías y que, obviamente, por otro lado nos permiten abaratar los costos, llegar a muchas más personas, dejar de depender demasiado de intermediarios en los procesos de salud, educación, todo lo que tiene que ver con bienes públicos. Entonces, tenemos que decidir como país poner a la innovación y al emprendimiento en la agenda como una nueva mirada vinculada a las tecnologías exponenciales. Realmente, las tecnologías son herramientas, no son la solución, pero nos van a permitir dar un gran apalancamiento a nuestra cultura.
RW: Cuando hablamos de innovación como grupo y equipo, somos conscientes de que Paraguay tiene un gran desafío al hablar de este tema, que es el desafío de construir institucionalidad. Es el gran desafío de ver cómo, como país y con la coyuntura que tenemos, encastramos en esta nueva propuesta que tiene que ver con algo mucho más sofisticado y de punta de lanza.
No se trata de hacer o aplicar un Silicon Valley en Paraguay, se trata de entender, desde donde estamos, cuáles son los niveles que necesitamos para solidificar y construir de aquí en adelante. No se puede hablar de innovación y de futuro sin hablar un poco del contexto desde donde estamos construyendo esto.
Cuando hablamos de innovación como grupo y equipo, somos conscientes de que Paraguay tiene un gran desafío al hablar de este tema, que es el desafío de construir institucionalidad.
¿Cuáles son los desafíos que se presentan en el camino de innovar en Paraguay?
RW: Yo diría la institucionalidad por una cuestión casi obvia, sin institucionalidad no existe base para construir absolutamente nada. Entonces, para mí, ese es el primer gran desafío. El segundo gran desafío creo que está en la academia, la educación podría ser el gran puente hoy de aquí para adelante.
SC: Las condiciones de vida están cambiando radicalmente y todo el tiempo, más que nunca. Mis abuelos y bisabuelos llegaron hasta acá y vivieron en contextos bastante diferentes. Mi papá y yo nos llevamos 20 años y el contexto en el cual él se crio y en el cual yo me crie son radicalmente diferente. Hoy es muy diferente de hace 5 años, cambiaron las tecnologías, los teléfonos, el contexto es completamente distinto. Entonces, el “mindset” que nos configuramos para responder a la realidad ya no sirve. Necesitamos nuevas reglas, nuevos mecanismos y nuevos mindsets que nos permitan entender estas nuevas condiciones de vida. Entonces, para mí el gran desafío tiene que ver con la cultura, obviamente no hay cultura sin institucionalidad pero pareciera que las condiciones de vida están cambiando radicalmente y no nos da el ancho de banda cultural para responder a estas nuevas condiciones de vida. Parte del desafío que tenemos, tiene que ver con cómo construimos o cómo generamos una cultura que valore el emprendimiento y la innovación, que esté en la agenda de la política pública, del sector privado, y que entendamos que ningún sector puede solo, que ya no se trata de esperar cada 5 años y elegir y que ellos tienen que hacerse cargo de todo, sino que hoy hay organizaciones de 20 o 30 personas que generan más que el producto interno bruto de Paraguay en un año y esto es algo que nunca antes pasó. Hay organizaciones que generan más impacto que países y naciones enteras, que tienen más poder de decisión, más llegada, más alcance. Entonces significa que, desde el sector de la no política pública, hay algo que podemos hacer en conjunto. Pero no se trata de dejarles a los otros solos, sino trabajar colaborativamente entre sectores y entender que todos tenemos un impacto significativo de generar independientemente a la misión que tengamos o que antes tenía la empresa de solamente ganar dinero. Hoy sabemos que es evidente que podemos hacer mucho más que eso y lo mismo con el sector público, que puede ser capaz de generar un bien público y al mismo tiempo construir cultura que permita que una mamá, cuando su hijo le diga que quiere ser emprendedor, entienda el significado de eso y le abra las puertas en vez de decirle que vaya a buscar un trabajo en serio. Creo que por ahí va la mano: institucionalidad, academia y cultura.
¿Cuál es el papel que juega la conversación en el cambio e innovación?
RW: Nosotros hablamos mucho del tema de la calidad de conversación y los espacios donde se generan estas conversaciones y en qué nivel están, ya sea a nivel político o empresarial. Porque sentimos que hoy en día existe un debate, pero no es un debate para entender y comprender, sino para rebatir distintas opiniones. Como sociedad creemos que todavía no encontramos las condiciones para diseñar y construir en conjunto. De hecho hay una gran carencia de un “nosotros” y de entendernos como un colectivo.
Yo creo que la conversación es la principal herramienta y es la principal tecnología. La conversación es una tecnología social que está a disposición y que es muy poco explorada en nuestro país.
Lo que intentamos con el capítulo en Asunción es generar espacios donde personas de distintas fracciones y organizaciones puedan sentarse y poner las ideas en el medio de la mesa. Estos son espacios donde se pone un tema disparador en la mesa, se generan conversaciones alrededor del mismo, se documenta y luego cada uno ve cómo replicar lo conversado e implementarlo en sus sectores.
SC: Yo creo que la conversación es la principal herramienta y es la principal tecnología. La conversación es una tecnología social que está a disposición y que es muy poco explorada en nuestro país. La calidad de una sociedad es directamente proporcional a la calidad de sus conversaciones. Entonces, ¿cómo generamos conversaciones significativas, sinceras, intersectoriales y vinculadas a temas de emprendimiento e innovación? Cuando hablamos de la tendencia del blockchain, de la inteligencia artificial, del futuro del trabajo, más allá de la tecnología que se viene; la pregunta que nosotros nos hacemos en este capítulo de Asunción es: “¿cuál es la tecnología que necesitamos en Paraguay para dar un salto significativo en nuestro propio proceso de caminar hacia un mejor país?”.
RW: Se trata de ver cómo hacer este nivel de conversación en un diálogo, o hacer un debate de cómo vamos a llevar adelante un proceso tan importante para el país, que puede servir para apalancar una proyección de crecimiento importante de desarrollo. Sin duda, hoy la conversación y el nivel de calidad de la misma es una tecnología social y se la conoce como parte de lo que son las tecnologías sociales, así como también el diseño de los espacios y las herramientas de colaboración dentro de las conversaciones. Eso es todo parte de las tecnologías sociales que finalmente hoy generan una condición adecuada para que nazca y crezca la innovación.